
Cuando el camaleón del rock dejó su obra en la sombra
Si hay un artista en la historia del rock que encarnó la constante evolución, la experimentación y el misterio, ese es David Bowie. Con una carrera que abarcó más de cinco décadas, el británico dejó tras de sí una discografía monumental que redefinió el sonido y la estética del siglo XX y XXI. Sin embargo, entre los clásicos inmortales como The Rise and Fall of Ziggy Stardust, Heroes y Blackstar, existen discos que quedaron enterrados en la historia, relegados al olvido o nunca lanzados oficialmente.
Hoy exploramos el álbum perdido de Bowie que casi nadie escuchó, una pieza enigmática dentro de su legado que merece un reconocimiento especial.
‘Toy’: el álbum que Bowie grabó pero no publicó (hasta décadas después)
Corría el año 2000 y Bowie, siempre inquieto, estaba listo para un nuevo proyecto. Tras el éxito de Hours… (1999), decidió embarcarse en una idea peculiar: regrabar canciones de sus inicios con un sonido actualizado y una producción moderna. La idea era lanzar rápidamente el álbum con el título de Toy, utilizando un modelo de distribución más inmediato, algo visionario en la era previa al streaming.
Sin embargo, la discográfica EMI/Virgin bloqueó el lanzamiento. Bowie quería lanzar el disco de manera casi instantánea tras su grabación, pero la compañía no compartía su entusiasmo. Las diferencias creativas y estratégicas llevaron a que el proyecto fuera archivado, quedando Toy en el limbo durante años.
El disco permaneció inédito hasta 2021, cuando fue rescatado y finalmente publicado de manera oficial dentro de la caja recopilatoria David Bowie: Brilliant Adventure (1992-2001).
¿Qué tenía de especial Toy?
Lo más fascinante de Toy es que, aunque era un álbum de «nuevas versiones», no se trataba de un simple ejercicio nostálgico. Bowie no se limitó a recrear sus primeras canciones con mejor calidad de sonido, sino que las reinterpretó con la madurez y la evolución artística que había desarrollado en tres décadas de carrera.
✔ Regrabaciones de temas de los años 60 con una producción más moderna y sofisticada.
✔ Una banda en plena forma, con músicos como Mark Plati y Earl Slick aportando frescura a los temas antiguos.
✔ Una vibra más orgánica, con una Bowie en un estado vocal impresionante.
Canciones como You’ve Got a Habit of Leaving y I Dig Everything adquirieron un peso emocional completamente distinto, dejando claro que el Bowie del 2000 no tenía nada que envidiarle a sus versiones juveniles.
La larga sombra de Toy: su influencia en los discos posteriores
Aunque Toy permaneció inédito por más de 20 años, su impacto sí se dejó sentir en la música que Bowie lanzó después. Tras el conflicto con la discográfica, decidió abandonar EMI y fichar por Columbia, donde publicó Heathen (2002), un disco que heredó mucho del sonido y la atmósfera de Toy.
Incluso Reality (2003) y The Next Day (2013) mantienen ciertas resonancias con este álbum perdido, lo que demuestra que, aunque su publicación se retrasó, Toy nunca dejó de existir en la mente creativa de Bowie.
El redescubrimiento de una joya oculta
En 2021, con Bowie ya convertido en mito tras su fallecimiento en 2016, Toy finalmente vio la luz. Y lo que antes era un rumor entre los más devotos seguidores del artista, se convirtió en una joya que el mundo pudo escuchar oficialmente por primera vez.
¿Fue un disco revolucionario? No.
¿Fue un testimonio más del talento inagotable de Bowie? Absolutamente.
Con Toy, David Bowie nos recordó que incluso sus «obras perdidas» estaban a un nivel que muchos artistas desearían alcanzar en su mejor momento. Medio siglo después de sus primeros pasos en la música, seguía jugando, reinventándose y desafiando las normas.