
Cómo un disco funky impidió una catástrofe en los 70 (o al menos eso dice la leyenda)
La historia de la música está llena de momentos en los que una canción cambió una vida. Pero hay una que, según cuentan, salvó a toda una ciudad. O al menos evitó que entrara en caos absoluto.
Estamos en Nueva York, 13 de julio de 1977. Es verano. Hace calor. Un calor que huele a tensión. La ciudad está al límite: huelgas, paro, crímenes, apagones intermitentes y un asesino en serie suelto (el famoso Hijo de Sam). Y entonces, pasa: un rayo cae sobre una subestación eléctrica en el Bronx… y la ciudad entera se apaga.
La noche más oscura de Nueva York… y la pista de baile que no paró
Aquel apagón fue histórico. Durante 25 horas, Nueva York quedó completamente a oscuras. Hubo 1.616 tiendas saqueadas, más de 1.000 incendios, y se produjeron más de 3.000 arrestos. Fue un caos.
Pero en mitad del caos, hay una historia que se niega a morir. La leyenda urbana dice que en una pequeña discoteca del Soho, el DJ de la cabina no detuvo la música. Tenía un generador de emergencia, y justo cuando todo se apagó, sonaba una canción:
🎶 “Ain’t No Stoppin’ Us Now” de McFadden & Whitehead.
Los pocos que estaban dentro empezaron a aplaudir, como si se tratara de un acto de resistencia. Y durante toda la noche, la música no se detuvo. Se dice que eso evitó que el local fuera saqueado. Que la gente bailó en lugar de romper cosas. Que el DJ, sin saberlo, había detenido el caos con un disco funk.
¿Es cierto? ¿Es mito? ¿O simplemente una de esas historias que necesitamos creer?
La música como escudo contra el colapso
Lo curioso es que este tipo de historias no son tan raras. En momentos de colapso, la música ha servido como refugio, como canal de expresión… o como cortina de humo ante la desesperación. Durante la caída del muro de Berlín, se escuchaba a Bowie en las radios. En plena guerra de los Balcanes, se hacían raves clandestinas. En medio de apagones, pandemias o incendios, alguien siempre pone un tema… y eso lo cambia todo.
Que no pare la música, aunque se apague la ciudad
El DJ que salvó a Nueva York probablemente no salvó a nadie. Pero salvó algo más importante: el ánimo, la esperanza, el groove. En una ciudad al borde del colapso, puso un vinilo… y, por un momento, todo pareció estar bien.
Porque hay canciones que no iluminan calles, pero iluminan cabezas. Y a veces, eso es suficiente.