
Cuando el verso se convierte en barricada
Entre guerras, precariedad, crisis climática y represión, la música vuelve a ser altavoz, puño en alto, grito colectivo. No hay algoritmo que lo silencie. Aquí repasamos algunas de las canciones más combativas lanzadas en España en el último año: una playlist que no se baila, se resiste.
¿Puede una canción cambiar algo?
La pregunta no es nueva, pero en tiempos de fake news, censura encubierta y discursos reaccionarios creciendo como moho, cobra un nuevo sentido. La música, una vez más, se convierte en trinchera.
En los últimos doce meses, decenas de artistas españoles han dado un paso al frente. Algunos desde los márgenes, otros desde la fama. Todos desde la urgencia. Aquí no hay hits de verano: hay dardos, hay preguntas, hay memoria y hay rabia. Y aunque muchos no sonarán en los 40 Principales, resuenan fuerte en las cabezas y corazones de una generación que ya no se calla.
1. Rigoberta Bandini – “Ay Mamá”
Lo que empezó como himno feminista pop terminó siendo adaptado en directo para denunciar la criminalización del aborto en varias regiones. En sus conciertos, Rigoberta ha cambiado parte de la letra y visuales para denunciar la regresión de derechos. Y lo hace con ironía, con fuerza y con una melodía que engancha más que cualquier discurso político.
2. Valeria Castro – “La raíz”
Una de las voces más sensibles del panorama actual. En este tema, Valeria habla de memoria histórica, desarraigo, y la lucha de su generación por no olvidar. La canción se ha convertido en una especie de homenaje a las luchas silenciadas del franquismo, con versos que son caricia y zarpazo al mismo tiempo.
3. Mafalda – “Lo peor de todo”
Punk-rock con conciencia de clase. Mafalda no es un grupo que pase desapercibido, y esta canción lo demuestra. En menos de tres minutos repasan la precariedad laboral, el alquiler imposible, la salud mental y el cinismo político. Directo a la cara.
4. Queralt Lahoz – “No me salves”
Desde Hospitalet, Queralt mezcla flamenco, R&B y rap para decir: no necesito que me rescates, necesito que me escuches. Una crítica al paternalismo, al clasismo y a la hipocresía progresista disfrazada de sororidad. Suena como un bolero, quema como un manifiesto.
5. Los Chikos del Maíz – “La Estanquera de Saigón”
Vuelven al barro. Con referencias a Palestina, la ultraderecha, el IBEX y la censura cultural. No se guardan nada. Es un tema incómodo, provocador, que recuerda que el rap también puede ser análisis geopolítico y escupitajo a la cara del poder.
6. Maruja Limón – “Ante mí”
Con aires de rumba y fusión latina, esta canción habla del derecho a decidir sobre tu cuerpo, tu deseo y tu vida. Un alegato por la autonomía, firmado por una banda que ha hecho de la música mestiza una forma de resistencia alegre.
7. Sara Socas – “Silencio incómodo”
Freestyler, poeta y agitadora cultural. En este tema producido en colaboración con artistas de Canarias, Socas habla de colonialismo, racismo y feminismo interseccional. Sin miedo. Sin filtros. Con un beat que golpea y versos que duelen.
Bonus track: Zetak – “Hitzeman” (euskera)
Desde Navarra, Zetak ha hecho del euskera un vehículo para la música electrónica y la reivindicación cultural. En esta canción, la letra es un canto a las promesas no cumplidas, a las heridas políticas y al derecho a decidir quiénes somos y cómo hablamos.
¿Y dónde suenan estas canciones?
En redes, sí. En pequeñas salas, en centros sociales, en festivales independientes. Pero también, cada vez más, en colegios, institutos y en playlists que no buscan postureo sino despertar conciencias.
No hay trending topic que capture todo esto. Porque la música combativa no es solo un género: es una actitud. Un lugar desde donde cantar sin bajar la cabeza.
La música no va a cambiar el mundo. Pero sí puede abrir una grieta. Puede poner palabras al malestar, puede tejer comunidad y puede empujar al pensamiento crítico. Mientras haya injusticia, habrá canciones que la nombren.
Y mientras sigan sonando, no estaremos del todo perdidos.