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El renacimiento del vinilo en España: ¿moda pasajera o revolución cultural?

By Actualidad

Entre la nostalgia y la resistencia analógica

Las cifras no engañan: el vinilo vuelve a batir récords en España. Pero ¿qué hay detrás de este resurgir? ¿Un fetiche hipster o una respuesta al streaming sin alma? Hablamos con coleccionistas, músicos y tiendas independientes para entender qué significa esta vuelta al surco.

La paradoja: vivimos en la era digital… y el vinilo crece

En pleno 2025, cuando las plataformas de streaming dominan el 90% del mercado musical, el vinilo, ese formato de otra época, no solo sobrevive: prospera. Según datos recientes de Promusicae, las ventas de discos de vinilo en España aumentaron un 38% en el último año, superando a los CDs por segundo año consecutivo. ¿Por qué?

La respuesta no es simple. Para algunos, es pura nostalgia. Para otros, un gesto político y cultural. Pero si algo está claro es que el vinilo ha dejado de ser un capricho vintage para convertirse en un fenómeno generacional.

¿Qué está comprando la gente?

Curiosamente, no solo clásicos. Sí, Dark Side of the Moon o Rumours siguen en las estanterías. Pero los best-sellers del vinilo en España incluyen también discos recientes de Rosalía (Motomami se editó en hasta 4 versiones distintas), C. Tangana, Vetusta Morla, Guitarricadelafuente o Zahara. También hay reediciones cuidadas de iconos como Radio Futura, Triana o Paco Ibáñez.

Lo que se busca no es solo la música, sino la experiencia. La portada, el libreto, el ritual de colocar la aguja. Es un “slow listening” frente al scroll infinito de Spotify.

Las tiendas físicas resucitan (y resisten)

En Madrid, Barcelona, Valencia o Bilbao, las tiendas de discos vuelven a tener cola los sábados. Sitios como Marilians Records, Bajo el Volcán o Discos Bora-Bora no son solo comercios: son centros culturales, espacios de encuentro donde se celebran presentaciones, firmas, charlas.

“El vinilo ha traído de vuelta el sentido de comunidad en torno a la música”, afirma Guille, fundador de Discos Revólver en Barcelona. “Aquí no vienes solo a comprar, vienes a hablar de lo que escuchas, a descubrir cosas nuevas, a conectar”.

¿Y qué pasa con los jóvenes?

Lejos del tópico del vinilo como fetiche de boomers, los datos revelan que una gran parte de compradores son menores de 30 años. Algunos lo descubren a través de TikTok, otros por herencia familiar. En ambos casos, se produce algo mágico: un redescubrimiento sensorial de la música.

“A veces me preguntan por qué escucho vinilos”, dice Lidia, de 24 años, mientras hojea portadas en una feria del disco en A Coruña. “Y la verdad es que porque me hace sentir que la música importa. Que no es solo fondo mientras haces otras cosas”.

El vinilo como resistencia cultural

En un momento donde las canciones se consumen como stories, el vinilo representa lo contrario: permanencia, cuidado, escucha activa. Comprar un disco físico es apostar por un artista, por una obra completa, por un modo de relacionarse con la cultura que no depende de algoritmos.

Además, hay un valor añadido: el diseño. Portadas como las de El madrileño, La zorra o Una semana en el motor de un autobús vuelven a ser obras de arte, objetos coleccionables, piezas con identidad.

¿Moda o tendencia consolidada?

La industria ya ha tomado nota: muchos artistas emergentes ya no editan en CD, pero sí en vinilo. Es el formato elegido para las ediciones especiales, los lanzamientos boutique, los sellos independientes.

Y aunque hay voces críticas que alertan de un cierto “postureo” alrededor del vinilo, lo cierto es que detrás de su auge hay una pulsión real: la necesidad de conectar con la música de forma más humana, tangible y profunda.

El vinilo no es solo un formato. Es una forma de escuchar, de sentir, de estar en el mundo. En un presente dominado por la velocidad y la desmaterialización, su resurgir en España es también una forma de resistencia cultural. Y eso, lejos de ser una moda, suena a revolución.