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La música tradicional española se reinventa en la era digital

Artistas híbridos que fusionan folclore y tecnología para conquistar nuevas audiencias

En 2025, el folclore español vive una segunda juventud alimentada por la tecnología y el cambio de hábitos en el consumo musical. Lo que parecía un género relegado a festivales de verano y a los círculos cerrados de amantes de la tradición ahora se infiltra en playlists globales y en los vídeos virales de TikTok. Esta vuelta a las raíces no es un simple revival nostálgico, sino una reformulación sonora que mezcla lo local con lo global, lo analógico con lo digital.

Los algoritmos de Spotify o TikTok, lejos de sepultar lo tradicional, se han convertido en escaparates inesperados para sonidos que hunden sus raíces en la península. Y artistas que combinan instrumentos ancestrales con beats electrónicos están logrando que lo rural y lo urbano convivan con naturalidad en el mismo espacio sonoro.

La digitalización del folclore: un fenómeno imparable

El auge de plataformas digitales ha democratizado el acceso a la música, pero también ha modificado la forma en que se consume. En España, el interés por las músicas tradicionales se ha reavivado, en parte, gracias a artistas que desde Galicia, Andalucía, Asturias o el País Vasco incorporan en sus composiciones elementos modernos que llaman la atención de públicos muy diversos.

Proyectos como Baiuca, con su mezcla de gaita gallega y electrónica, o Rodrigo Cuevas, que mezcla jotas con teatralidad contemporánea, son ejemplos claros de esta tendencia. También figuras emergentes como Queralt Lahoz exploran el folklore catalán pero con un lenguaje sonoro fresco y actual. La viralidad en TikTok de temas que versionan o reinterpretan canciones tradicionales es una evidencia de que las nuevas generaciones están reconectando con su identidad sonora.

Spotify, por su parte, alimenta esta tendencia con playlists dedicadas a la música tradicional renovada, como “Raíces del Futuro” o “Folclore Moderno”. Estos espacios favorecen la visibilidad de artistas que difícilmente hubieran tenido cabida en radios o grandes festivales convencionales.

La hibridación como llave para cruzar fronteras

El fenómeno no solo impacta en España. La música tradicional, reinterpretada a través de la electrónica, el pop o el trap, ha encontrado eco internacional. La capacidad de estos artistas para fusionar géneros y formatos rompe la idea de la música folclórica como un patrimonio estático y encajonado.

El éxito de grupos y solistas españoles en circuitos alternativos de Europa o América Latina responde a esta capacidad híbrida. La tradición se presenta con nuevos brillos, pero sin renunciar a su esencia. Este balance entre lo local y lo global, entre lo analógico y lo digital, es lo que define a los artistas híbridos del siglo XXI.

Este fenómeno también refleja un cambio de paradigma en el consumo musical: los algoritmos de Spotify o los desafíos de TikTok no solo dictan modas pasajeras, sino que moldean nuevas identidades culturales donde el regionalismo no se opone a la globalización, sino que se alimenta de ella.